Los asquerosos de Santiago Lorenzo

Narración hilarante que te hace reír, pensar y no pensar por igual.

Manuel es un tipo raro que vive en el centro de Madrid. Una tarde sale de casa y agrede casi por error a un antidisturbios que se encuentra en el portal. Se asusta y decide huir para no ser detenido y encarcelado. Su tío, que es el narrador de la historia, le echará una mano en todo lo que le será posible. Con su coche destartalado, Manuel va a parar a una aldea deshabitada de la Castilla vaciada y ocupa la casa menos derruida que encuentra. Vivirá sin luz, sin agua y con lo que su tío le hace llegar a través de un pedido del Lidl una vez por semana.

Poco a poco, Manuel va desempolvando su personalidad austera y tímida al tiempo que va haciéndose con el entorno y alcanza un alto grado de bienestar y una felicidad jamás experimentada.

Se supone que la soledad es el gran mal que aqueja al hombre contemporáneo. A él toda le parecía poca. Dentelleaba la que tenía y pedía más, para guardarla, para ahorrarla, para dilapidarla a todas horas, como quien quiere más chocolatinas, más tabaco, más vacaciones. Como ese que desea más amigos y más amor, así codiciaba Manuel más nadies y menos alguienes.

Hasta que un día llega la Mochufa, palabra inventada por el autor como sinónimo, a mi entender de «gentuza». La Mochufa está compuesta por dos familias, incluidas las criaturas, que se instalan en la casa de al lado a la de Manuel durante el fin de semana. Para más inri, cada vez son más numerosos y más ruidosos. Él tiene que esconderse y, después de atrancar puertas y ventanas y disponerlo todo para que no sospechen de su existencia, se instala en el desván. Durante ese par de días soporta como puede las conversaciones, las bromas, los ruidos, la horripilante música, los gritos, todo revestido de un aire de superioridad que le parece insoportable y le avergüenza como humano. La situación se gira de tal manera que no puedes parar de leer. ¿Cómo se las ingeniará para seguir viviendo con la cada vez más amenazadora presencia de la Mochufa? ¿Llegará el día que Manuel no tendrá más remedio que relacionarse con ellos? Pues sí.

Lo que más me ha sorprendido de esta novela es la manera de narrar, única, original, haciendo un uso de la ironía muy particular y sagaz. Hay pasajes realmente desternillantes combinados con reflexiones poéticas. Las descripciones tanto del entorno como del comportamiento de los personajes son buenísimas. Puedes verlos perfectamente, porque, no se si por suerte o por desgracia existen personas así, cada vez más dadas al postureo.

El domingo por la tarde, a eso de las seis, se volvían a sus casas, con expresión de haber quedado transidos de naturaleza e imbuidos con experiencia agreste. Como quien se va de putas y vuelve creyéndose un conquistador.

Una novela estupenda ideal para leer de corrido, y si puede ser, de vacaciones. No había leído nada de este autor y después de buscar otros libros de él y escucharle en un par de entrevistas, me ha seducido su visión de la vida. Estaré encantada de dejarme atrapar por otra de sus historias.

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