Palabras de caramelo de Gonzalo Moure

La fuerza de la comunicación no reside en las palabras.

Mi hijo mayor tenía este libro como lectura obligatoria de 1ºde la ESO. Como nos gusta mucho el desierto, tenemos una buena amiga saharaui y nos encanta leer juntos, decidí leérselo yo. A mi hija también, claro, puesto que la edad recomendada de este libro es a partir de 8 años. Así que una tarde de otoño se acomodaron en el sofá, yo en la butaca de al lado y todos nos dejamos llevar por las palabras de caramelo, del prolífico autor valenciano Gonzalo Moure, que tanto me gusta.

Nos enganchó desde la primera página. Nos encantó que fusionara el título con la historia misma, le da sentido unitario, a mi parecer es un acierto más.

Kori es un niño sordo que vive en una jaima con su familia saharaui. Le gusta mucho pasear y mirar el entorno donde vive; suele detenerse en los corrales de animales a observar a las cabras y a los camellos. Se hace amigo de un huar (camello recién nacido) a quien cree saber leer los labios y con quien crea un vínculo especial desde el primer día. Decide llamarlo Caramelo y alimentarlo tanto como pueda con hierba seca. Un buen día Kori le pide a su maestra, en señas, que le enseñe a escribir. Y al cabo de poco tiempo, el niño ya compone sus propios poemas, la mayoría inspirados por el rumiar de Caramelo y con el diálogo que mantienen durante las largas tardes en el desierto.

La historia se tuerce cuando tienen que sacrificar al camello ya adulto y Kori, para evitarlo, huye al desierto con él. El desenlace es muy emotivo y merece la pena leerlo, o mejor aún, leérselo a alguien.

Es un buen libro para rendir homenaje a la literatura oral, para contarlo, escenificarlo y jugarlo. Además, muestra perfectamente la cruda realidad de un campo de refugiados. cómo viven (sobreviven), cómo se mueven, piensan y lo más importante, cómo sueñan los niños.

Las ilustraciones son preciosas y complementan la historia perfectamente, no tienes la sensación de redundancia ni de empacho.

El estilo es fresco, conciso y muy cercano. El autor muestra un rico conocimiento del léxico saharaui además de un perfecto manejo de la tensión narrativa. No me extraña que filmaran un cortometraje, precioso también e ideal para ver después de zambullirse en el libro, conversar un rato y sentir en silencio el poso que deja en nosotros la buena literatura.

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