Inteligente ensayo que aborda la ética desde una perspectiva de género
Ana de Miguel es una filósofa como la copa de un pino. Había leído artículos de prensa y alguna entrevista, pero este es el primer libro de ella que leo. Y no será el último, porque me ha cautivado por completo. Me ha impresionado y sobre todo ha respondido a algunas de las preguntas que pululaban por mi mente. La más importante para mí: ¿Cómo practicar el feminismo sin la necesidad de pregonar que eres feminista? Y creo haber encontrado claves en este libro.
En primer lugar, te alivias comprobando que no todo lo has hecho mal, que el sistema y la educación recibida han jugado un papel muy importante en la formación de nuestra mente de corte patriarcal. Que las mujeres (ni los hombres) no «somos» esencialmente de ninguna manera, sino que nos vamos modelando y haciendo según las influencias y sobre todo los discursos que recibimos y van calando en nuestra personalidad, individual y colectiva. A las mujeres nos adoctrinan para comportarnos de una determinada manera (a los hombres también) pero la manera de las mujeres está subyugada a la existencia de los demás y esto hace que se miren poco a sí mismas.
De Miguel se centra en la filosofía, concretamente en la ética. Juega con el famoso título de Aristóteles, Ética a Nicómano, en la que el griego daba algunas claves para la felicidad, pero solo a chicos y teniendo únicamente en cuenta el mundo construido por y para hombres. Pues bien, la filósofa le escribe una larga carta a Celia, y le cuenta el mundo construido por los hombres sin contar con las mujeres pero dando por hecho sus cuidados y su atención constante. Nos asombra ver lo machistas (y egoístas) que han sido los hombres en todos los tiempos y nos indigna (al menos a mí) que nadie haya reaccionado antes con una pregunta tan sencilla como ¿y las mujeres? A quien sí lo hizo acabó con la cabeza separada del cuerpo.
Parece mentira que se haya ignorado a la mitad de la población mundial durante tanto tiempo. No solo eso, sino que además que se la haya explotado, cosificado y abusado de ella para engrandecerse. A esto se le llama abuso de poder. Pues este mujer nos cuenta que en filosofía también ha ocurrido y aquellos grandes pensadores que nos iluminaban y deslumbraban con sus ideas dejándonos pautas para la felicidad y la conducta humana, se olvidaron de incluir a las mujeres (por no hablar de otras diversidades) en sus plétoras retóricas.
Estamos pues rodeadas por una doble verdad, la que se cuenta de manera ortodoxa y la que nos afecta a todo el mundo y de manera distinta según muchas razones, de género, raza, clase social, etc.
La filosofía y la ética siempre han construido una doble verdad sobre el sentido de la vida y sobre los límites que nos debemos imponer. La filosofía y la ética han instaurado un sentido de la vida distinto, a menudo opuesto, para los hombres y para las mujeres; unas normas de lo valioso y lo bueno para las chicas y otras para los chicos. […]
Porque esa doble verdad es una auténtica escuela de desigualdad y prepotencia. Está diseñada para olvidar que el ser humano no nace exactamente sociable por naturaleza, nace cuidable por naturaleza.
Leí el libro es una butaca de hospital, hace poco menos de un mes, acompañando a mi hija ingresada. Tal vez por esa situación, esas preguntas que ya albergaba en mí, se acrecentaban al observar que prácticamente todas las que acompáñabamos a las criaturas ingresadas éramos mujeres, como la mayoría de personal sanitario. Ahí lo dejo. Los padres se pasaban un ratito a saludar, llevar algún enser.
La filosofía debería incluir, pues, una ética del cuidado que nos mejorara a todos, se debería hablar abiertamente del tema en las instituciones públicas de enseñanza y sobre todo debería ponerse en práctica en casa, en la escuela, en los congresos políticos y en la cola del supermercado.
Filosofía del cuidado, ponerse en el lugar del otro, pensar en el otro y entonces construir juntos.
En él, recuerda con todo lujo de detalle cómo se nos ha explicado la filosofía y la historia desde tiempos immemoriables y en qué posición nos han puesto a las mujeres.